El acelerado crecimiento de las zonas urbanas en América Latina posiciona a la seguridad como un tema prioritario para los gobiernos locales. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la población de la región alcanzó los 660 millones de habitantes en 2022.
Con la transformación digital en marcha, muchas ciudades están comenzando a utilizar los datos generados y recopilados para diseñar programas de seguridad que respondan a los principales problemas de la población, al tiempo que consideran las características y oportunidades específicas de cada región para ampliar la conectividad.
En este contexto, el concepto de ciudad inteligente surge como una respuesta estratégica, y los datos se convierten en pilares clave para impulsar una seguridad pública más robusta y efectiva.
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La inseguridad es un desafío latente en las grandes ciudades, sin importar su ubicación. Esta situación impacta directamente en la movilidad de las personas, provocando la evasión de ciertas zonas y la sobreconcentración en otras, lo que limita el uso pleno de los espacios públicos como calles, plazas y parques.
Entre los principales desafíos que enfrentan los centros urbanos, se destacan:
El crecimiento descontrolado puede dar lugar a barrios con dinámicas propias, que en ocasiones se convierten en focos de actividades ilícitas. Además, la infraestructura obsoleta dificulta la implementación de soluciones tecnológicas necesarias para una gestión urbana más inteligente.
Los enfoques basados únicamente en patrullajes físicos y en respuestas posteriores a los hechos no son suficientes frente a situaciones que requieren monitoreo en tiempo real, respuestas inmediatas y coordinación entre distintas entidades.
La ausencia de conectividad e interoperabilidad provoca que las fuerzas de seguridad trabajen de forma aislada, dificultando acciones coordinadas y preventivas. Esto impacta directamente en la capacidad de respuesta ante emergencias, algo que podría optimizarse mediante la creación de centros de operaciones que permitan visualizar en tiempo real los eventos de la ciudad.
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Más allá de la presencia física de las fuerzas de seguridad, las ciudades inteligentes utilizan los datos como un recurso estratégico para proteger a la población de manera más eficiente, ética y preventiva.
Con datos consolidados, se puede optimizar el uso de recursos públicos —como patrullas, equipos de atención y equipamiento—, evitando desplazamientos innecesarios y reduciendo los tiempos de respuesta. Esto se traduce en una mayor eficiencia operativa y mejor cobertura de seguridad con los mismos recursos.
La integración de sistemas permite que alertas emitidas por ciudadanos, sensores o botones de pánico sean transmitidas automáticamente a los agentes responsables. Así, la respuesta se vuelve más rápida y precisa, minimizando el margen de error humano.
Para que estas tecnologías sean efectivas y aceptadas por la ciudadanía, es fundamental que se basen en principios de gobernanza de datos, transparencia y respeto a la privacidad. El uso ético de la tecnología es una condición clave para el desarrollo sostenible y seguro de las ciudades inteligentes.
En varios países de América Latina, diversas ciudades ya están adoptando soluciones tecnológicas para abordar los desafíos de la seguridad pública con mayor eficiencia.
Iniciativas que integran vigilancia inteligente, análisis de datos y respuestas rápidas han demostrado resultados positivos, fortaleciendo la protección ciudadana y mejorando la calidad de vida en los espacios urbanos. A continuación, algunos ejemplos:
En la ciudad de Tigre, NEC colaboró con el gobierno local para centralizar, integrar y consolidar las operaciones de seguridad en un único centro de comando, coordinando y optimizando los recursos de distintas agencias como primeros auxilios, control de tránsito, transporte público, defensa civil, entre otros, con el fin de gestionar eficazmente los eventos y situaciones de seguridad de la ciudad.
Desde hace más de 10 años, este proyecto viene incorporando nuevas herramientas y tecnologías, posicionando a Tigre como un destino con mayor calidad de vida para residentes y visitantes.
Tecnologías implementadas:
En Padre Hurtado, NEC participó en uno de los proyectos de seguridad pública más ambiciosos de Chile.
Con el objetivo de reforzar la protección ciudadana y mejorar la eficiencia en la gestión de los servicios públicos, se modernizó el Centro de Comando y Control, responsable de coordinar múltiples áreas de acción. Esta transformación integró tecnologías digitales que permiten respuestas más ágiles y mayor colaboración entre ciudadanos, fuerzas de seguridad y servicios de emergencia.
Tecnologías implementadas:
A medida que las ciudades latinoamericanas evolucionan, se hace evidente la necesidad de reimaginar el uso de los espacios públicos, entendiendo la seguridad y la calidad de vida como dimensiones interdependientes que pueden ser potenciadas por la tecnología.
La integración de datos, inteligencia artificial e infraestructura conectada tiene el potencial de transformar el patrullaje urbano, haciéndolo más preventivo, eficiente y alineado con las necesidades reales de la ciudadanía.
La implementación de soluciones tecnológicas para la seguridad pública ya es una realidad en varias ciudades de América Latina, con resultados concretos: mayor eficiencia operativa, reducción del delito y comunidades más seguras.
NEC cuenta con la experiencia y el conocimiento para acompañar a los municipios en su camino hacia la modernización, ofreciendo una gestión eficiente que promueve la seguridad y mejora la vida de las personas a través de la tecnología.