La movilidad urbana ha dejado de ser solo un desafío logístico para convertirse en un elemento esencial de las grandes metrópolis. En un escenario donde la población se concentra cada vez más en áreas urbanas, como demuestran las proyecciones de la ONU, la forma en que las personas se mueven es decisiva para el bienestar social y el desarrollo económico.
Es en esta creciente demanda que la tecnología surge como pilar de la transformación de la movilidad urbana, preparando el camino para el concepto de ciudades inteligentes.
El crecimiento de la población trae consigo una serie de demandas – desde la necesidad de vivienda hasta la adecuación de la infraestructura de servicios. Pero, el gran desafío aquí es la creación de sistemas de transporte que sean, al mismo tiempo, eficientes, seguros y sostenibles.
El enfoque tradicional, centrado en la expansión de vías para vehículos particulares, ha demostrado ser insostenible. La solución está en la gestión inteligente de los recursos existentes y en la aplicación de alternativas concretas.
La transformación tecnológica de la movilidad comienza con un cambio de prioridad: la priorización del transporte público y el incentivo al uso de vehículos pequeños y ligeros, eléctricos, utilizados para distancias cortas.
El transporte público es el pilar de la movilidad masiva. Convertir el transporte público en la opción preferencial exige que la inversión no se restrinja a la flota (autobuses de cero emisiones, trenes modernos). La inteligencia operacional es importante, es decir, es necesario obtener:
El crecimiento de la micromovilidad – bicicletas, patinetes y vehículos eléctricos ligeros – es una tendencia global que atiende a la necesidad de desplazamientos cortos y a la conexión con el transporte masivo.
Aunque la movilidad sostenible avanza, el vehículo particular a combustión y las nuevas conductas, como el uso de smartphones al conducir, exigen un control mayor que el tradicional. Es en este punto que la tecnología ofrece una doble contribución:
La automatización de la fiscalización es la mejor forma de garantizar un control eficaz en grandes metrópolis.
Generación de datos de alto valor: cada evento fiscalizado y monitoreado genera un dato que alimenta la plataforma de gestión urbana.
La verdadera revolución tecnológica no está solo en los dispositivos o en los vehículos, sino en la capacidad de transformar el volumen de datos (Big Data) generado por los sistemas de movilidad y fiscalización en conocimiento estratégico para el poder público.
El especialista Mario Canziani, de NEC, defiende que la transformación urbana exige un enfoque integral, donde la tecnología actúa como la infraestructura esencial de soporte a las decisiones. NEC, con su historial de innovación en comunicaciones y TI, es un ejemplo de corporación que aplica esta experiencia en el desarrollo de soluciones para ciudades inteligentes.
La integración de todas las capas tecnológicas es el punto clave. Esto significa que el sistema de gestión de tráfico debe comunicarse con la plataforma de uso compartido de bicicletas, que, a su vez, debe informar la frecuencia de autobuses en tiempo real.
El éxito en la movilidad urbana del siglo XXI no se medirá solo por la velocidad de los vehículos, sino por la capacidad de la ciudad de:
El futuro de las ciudades está ligado a la tecnología que las sustenta. Al transformar datos en insights y automatización en eficiencia, las metrópolis están garantizando que la movilidad sea un factor de inclusión social y un motor de desarrollo para las próximas generaciones.
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